Descripción
por Laura Colabella
Nombre, filiación y honor en el reclutamiento a la burocracia del Estado argentino
A lo largo de todo el siglo XX, diversas fuentes periodísticas destacaban la sorprendente presencia de empleados negros en diferentes reparticiones estatales y, en particular, en el Congreso de la Nación. Ellos eran “los negros del Congreso” de quienes se aseguraba que su ingreso a la planta legislativa obedecía a una ley que los incorporaba con carácter hereditario. Así, el puesto dejado vacante por un agente negro era luego ocupado por su hijo, también negro. ¿Cómo era posible que en la Argentina, un país construido como “europeo” y “blanco”, tuvieran un lugar asegurado en un Poder del Estado Nacional personas diferenciadas por el color de su piel y con carácter hereditario contraviniendo las declaraciones constitucionales que se pronunciaban contra la admisión de “prerrogativas de sangre y de nacimiento”, y por la “igualdad de los ciudadanos ante la ley”?
Para responder esta pregunta la autora presenta el “periplo etnográfico” que emprendió cuando atravesó las puertas del Palacio Legislativo tras la búsqueda de los “negros” y de la “ley”. Como resultado de ese periplo, este libro nos ofrece, como novedad, que los empleados negros no estaban allí por su raza como aseguraba la prensa, sino por su filiación consanguínea y también por las vacantes disponibles en el escalafón legislativo. Una práctica no sólo restringida a “los negros” sino extensiva a todos los trabajadores del Congreso. De modo que, los “negros” además de su raza eran quienes hacían visible una práctica de reclutamiento a la burocracia nacional por filiación consanguínea y política, modalidad que se remontaba a los orígenes mismos de la organización estatal moderna.